Familia y Cotidianidad

Mi madre…

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Quiénes hemos tenido la dicha de disfrutar de una madre a nuestro lado mientras crecíamos conocemos el valor que ellas tienen durante toda nuestra vida; desempeñan todos los roles existentes llenando cada rinconcito de necesidad que nosotros como hijos hemos tenido.  Contar con mi madre ha sido una gran bendición, siempre dispuesta para su familia y ejemplo total a seguir, es por esta razón que al acercarse el día de las madres en Costa Rica, deseo compartir con ustedes quien es  la mujer luchadora, amorosa, honesta, trabajadora, incansable, generosa y muchos pero muchos adjetivos más, que Dios me regaló como mamá.

Mi madre nació en un pequeño pueblo en Pérez Zeledón en el año de 1954,  su vida desde pequeña fue muy dura, trabajando desde que tiene memoria, ayudando a mi abuela con los quehaceres de la casa, cuidando a sus hermanos menores, lavando ropa en el río (hasta que una culebra la asustó), trabajaba mientras estudiaba pues siempre en su mente estaba el deseo de superarse y salir de la pobreza, nunca le faltó el amor de su madre y aunque al inicio vivía en una casa sin piso, éste estaba bien barrido porque como decía mi abuela, “la pobreza no es sinónimo de suciedad”.

Tuvo que aguantar humillaciones e insultos pero eso la hacia cada vez más fuerte, al cumplir los 18 añ0s solicitó un préstamo para  comprar la primera casa a sus papás  y  como la mayor de siete hermanos, luchó siempre por ayudarlos a salir adelante.

Madre de cinco hijos y como ella siempre lo expresa ” cuatro en la tierra y uno en el cielo”, tuvo cáncer, tres cirugías en la cabeza y otras operaciones en su cuerpo que en total suman 22 intervenciones.  Todas esas cosas la hacen ver la vida de una forma muy distinta, con entusiasmo, sin egoísmos y con mucho positivismo, es la mujer que hoy a sus 64 años me sigue inspirando a ser mejor persona, a tener la voluntad para servir a los demás sin importar cuán cansada este, a amar sin contención, a perdonar  y vivir agradecidos por todas las bendiciones que Dios nos da.

Aún hoy en el 4to piso  añoro  y recuerdo los cariños y atenciones que recibía mientras viví con mis padres, lo reconfortante que era sentir la presencia de una madre cuando estábamos enfermos, los abrazos de consuelo cuando nos encontrábamos tristes, las comiditas caseras, los consejos que hoy aplico en mi vida.    Todas esas cosas que mi madre hizo conmigo trato de replicarlas con mis hijos para que en un futuro también sepan ser buenos padres.

Una mujer, hija, hermana, esposa, madre, abuela y amiga que amo incondicionalmente y  agradezco la bendición de poder celebrar este día de las madres a su lado.

Con todo el amor para mi madre, Vilma.

 

 

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