Hoy en día vivimos en una sociedad consumista con un mercado dedicado a generar necesidades falsas en nosotros para vendernos cosas que no requerimos.
Con el fin único de abastecer la constante demanda de productos, las industrias utilizan materiales no amigables con el ambiente permitiéndoles así, abaratar costos y disminuir tiempos de entrega.
Si a lo anterior le agregamos la falta de compromiso y desinterés que demuestran muchas personas por ignorancia o por gusto, provocamos inevitablemente una monstruosa máquina generadora de desechos; de los cuales muy pocos reciben un manejo adecuado, terminando en calles, alcantarillas, ríos y mares.
Ahora bien, siendo costarricense y consciente de que mi país es conocido internacionalmente por sus hermosas playas y abundante biodiversidad, hace que mi corazón se llene de orgullo; pero me enoja, entristece y frustra cuando experimento en carne propia el desaseo y mala presentación de las playas después de un fin de semana o vacaciones.
Hace unos días, después de simplemente ser observadora y criticar como amanecía la playa en días de vacaciones, decidí levantarme temprano y en compañía de mi esposo nos dispusimos a recoger la mayor cantidad de basura posible.
Increíblemente en una playa de 400 metros, a mitad del camino ya habíamos llenado nuestras bolsas con pajillas, cucharas plásticas, cigarros, latas de cerveza, tapas de botellas, sujetadores de bolsas (las que traen las bolsas de pan) y mucho más. En una ocasión alrededor de una piscina natural que queda en las piedras al bajar la marea (creando un lugar ideal para que los niños disfruten sin ningún riesgo), me encontré un pañal de bebé y dos botellas de cerveza.
Definitivamente el cambio comienza por uno mismo, nosotros como familia siempre regresamos a casa con la basura para reciclarla; sí vemos basura tirada en la playa la recogemos para depositarla en el basurero más cercano. Todo esto es porque cada día la realidad sobre el estado de nuestro planeta nos golpea más fuerte en la cara; por ejemplo, cuando camino por la playa ya no busco las conchas más lindas, busco vidrios pulidos que el mar va dejando en la orilla; reflejo de lo sucios que están nuestros mares.
Sé que la contaminación ambiental es un problema enorme a nivel mundial, pero si usted y yo empezamos a trabajar desde nuestro hogar y generamos consciencia entre quienes nos rodean, podemos mejorar esta situación.
Hace poco en una publicación en redes sociales, vi la gran iniciativa de un joven proponiendo un reto (“ahora que están de moda”), el cual consistía básicamente en tomarnos una foto en un lugar lleno de basura y otra cuando ya la hemos retirado. A éste reto sí me sumo yo, definitivamente mejor que el reto de la tina de agua helada o de la foto de los 10 años.
Empecemos por consumir lo necesario, no comprar por comprar, adquirir productos en envases que se pueden reciclar fácilmente, llevar bolsas de tela para realizar nuestras compras y si se nos olvidan entonces pedir que nos empaquen en cajas de cartón, tratar de arreglar los electrodomésticos cada vez que se dañan en lugar de adquirir nuevos, a pesar de que las compañías han hecho que las cosas fallen a determinado tiempo de uso para obligarnos a comprarlas nuevamente.
En nuestras fiestas no usemos platos, vasos y utensilios de plástico, usemos e invitemos a nuestros amigos a utilizar vajilla normal ó hecha de cartón. Podemos hacer mucho para marcar la diferencia.
Ya es hora de que eliminemos el egoísmo y pensemos que lo que hacemos no sólo nos afecta a nosotros, sino también a cada individuo y organismo que habita en nuestro planeta; el único que tenemos.
Les dejo con un video que refleja lo tarde que se nos está haciendo.
Hasta la próxima!